domingo, 7 de febrero de 2010

Vencer las Angustias

Las angustias son tan frecuentes como difícil de manejar en nuestros tiempos. La mayoría de las personas recurre a fármacos y otros mecanismos para manejarlas que no hacen mucho más que acallarlas parcialmente. Pero es posible, con un poco de trabajo, lograr dejar de producirlas y padecerlas.

Lo primero que hay que saber sobre la angustia es que no es una emoción propiamente tal. Se trata más bien de una experiencia bloqueada en que pueden haber presentes una o varias emociones. Por lo que al darnos cuenta de que padecemos angustias hemos de saber que estamos experimentando de manera inadecuada una o varias emociones. El bloqueo puede ser a diversos niveles, la angustia es un bloqueo que puede ir desde la dificultad para identificar a la dificultad de expresar, pudiendo implicar ambas alteraciones.

Las nubes son, para mi, la mejor imagen de lo que hacemos con una emoción normal para convertirla en angustia. Para mi las emociones son como líquidos fluidos que recorren el cuerpo y se manifiestan vertiendose de diversas formas, siendo la angustia un proceso -inconsciente por cierto- mediante el cual este líquido es entrampado en su fluir y recalentado para intentar desaparecerlo; el resultado un malestar asfixiante que nos envuelve y tiñe todo nuestro experienciar.

Respecto del contenido las angustias en general implican algún nivel de rabia, descontento o algún elemento que nos resulta insoportable o vergonzoso sentir o manifestar. A veces esto responde al contexto, a la naturaleza de las relaciones en que ocurren las emociones o a una dificultad personal, pero en cualquier caso, es muy importante encontrarse con su verdadero contendio de manera aceptadora y amorosa.

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