Reparando el daño del Niño Interno

Nuestra relación con nuestro pasado, y particularmente con nuestra niñez, es compleja y a menudo conflictiva. Mientras que a muchas personas no les resulta fácil superar los conflictos y carencias experimentados tempranamente en la vida, otras tienen grandes dificultades para recordar casi cualquier detalle de lo que vivieron antes de su época escolar.
En cualquier caso los primeros años nos marcan profundamente y su integración constituye a menudo un desafío altamente deseable para obtener bienestar emocional en la adultez. ¿Pero cómo evitar tener que escarbar durante años en recuerdos y experiencias dolorosas que queremos haber dejado atrás?
Personalmente tengo una premisa que parece ser coherente por sobre todo con las corrientes experienciales en psicología; creo firmemente que lo que duele en el presente no es pasado, no puede simplemente olvidarse y requiere de nuestra atención. Todo cuanto constituye una fuente de sufrimiento puede, aunque de un modo en que no lo notemos, obstaculizar el logro de nuestras metas en áreas de la vida con las que en apariencia no esté conectado en lo absoluto.
Este principio es el modo en que abordo la niñez en los casos en que es pertinente, cuando tenemos historias dolorosas que tras muchos años siguen teniendo la fuerza para hacernos brotar lágrimas, angustiarnos o hacernos sentir oleadas de ira, estamos en presencia de dolores vigentes que necesitan ser atendidos para obtener bienestar.

Arquetipos, Pautas y Dinámicas Inconscientes

Muchas miradas en psicología consideran la existencias de ciertos elementos que modulan la forma en que nos comportamos o ciertas elecciones que hacemos sin que nos demos mayor cuenta de ello. En algunos enfoques dichos elementos se encuentran inscritos en el inconsciente, otros aluden a que se trata de aprendizajes prelinguisticos que se hayan codificados de modo primario y que son, por lo mismo, difícil de evocar, pero en cualquier caso en gran medida existe consenso a la existencia de ciertos lineamientos que condicionan la conducta aunque se enfatice la pulsión, lo aprendido u otro constructo como su origen.
Lo interesante es que al descubrir algunos de estos elementos podemos conseguir "desprogramarnos" o a lo menos hacer conciencia de los programas que tenemos incorporados ,ganando así libertad y posibilidades.
Personalmente adscribo a la idea de que existen arquetipos, que serían como formatos puros de ciertas entidades y que se encuentran incorporados en nuestros inconscientes y en la cultura, nutriéndonos con imágenes que operan como moldes de lo que corresponde a lo femenino, a lo masculino, a lo bueno y lo malo, etc. Es desde este lugar desde donde se nutre el Tarot como herramienta terapéutica, puesto que permite proyectar y trabajar los arquetipos vigentes o activos en una persona y observar el modo en que operan en el mundo.

Respecto de las pautas yo las entiendo como líneas de sentido preestablecidas, se observan como modos de ocurrencia de los sucesos que de algún modo se estereotipan o se repiten una y otra vez. Las pautas pueden estar presentes en distintos sistemas de interacción y se materializan a través de configuraciones características que dan lugar a modos de relación repetitivos. Así por ejemplo una familia puede tener un funcionamiento repetitivo por operar obedeciendo al arquetipo del hijo mayor como cabeza de la familia. Esto se facilita mediante pautas de refuerzo y trato diferenciado del hijo mayor respecto de sus hermanos y hermanas, lo que conduce a una configuración específica de la familia que adopta por ejemplo una dinámica castradora de las hijas, que tienen que servir a este hermano mayor y a sus padres.

Este elemento puede causar gran sufrimiento, por ejemplo, en una de las hijas, pero como todos en su familia simplemente lo asume como algo dado, así puede configurarse una pauta inconsciente, y no será de extrañar que sin darse cuenta en su adultez ella reproduzca fielmente el patrón, dando lugar a una dinámica conflictiva su propia hija a partir de la cual puede llegar a consultar, para descubrir finalmente y mediante el trabajo terapéutico, que estaba atrapada en una dinámica inconsciente.